Nicolás Bacal

Recorté muchas pequeñas gotitas de papel celeste. Todas las mañanas el personal de la galería colocaba un puñado de estos recortes en la parte trasera de un ventilador de pie funcionando. La fuerza del viento mantenía estos papeles en posicion vertical. De vez en cuando algunos papelitos salían volando manchando ligeramente toda la exposicion con ligeras lágrimas.

Superpuse un juego de agujas de reloj sobre otro a 90 grados. Tres horas de diferencia horaria equivalen a 1000km de distancia a la altura del ecuador.

Reemplacé el motor de un taladro por otro que gira a una revolución por minuto (como lo hace la aguja del segundero de un reloj). El taladro se sostiene en una estructura de madera que lo mantiene apoyado contra la pared. Lentamente la mecha horada el muro.

Le quité las cuerdas y la estructura que las sostiene a un piano vertical. En su lugar, construí una casita. Como una casita del árbol pero adentro de un piano.

Realicé una partitura manuscrita que representa la acción de repetir la palabra ¨vos¨ una vez por segundo durante un día entero. Las hojas de la partitura conforman un mural de 6.3 metros de largo. Cada nota musical (cada “vos”) representa un segundo. Hay 81600 segundos en un día. Hay 81600 notas musicales escritas.

Compré muchos teclados de computadora iguales. Les quité las teclas y reconstruí uno con una frase escrita con las letras.

Video instalación.
Corté el minutero y la aguja de la hora de un reloj despertador. Me filmé caminando en círculo en una habitación durante un minuto sincronizando mis pasos con la aguja del segundero.